viernes, 4 de diciembre de 2009

New York 13-10-2009


-Excursión
Y por fin llegada a uno de los puntos más esperados que deseábamos conocer: New York, New York.
La excursión la teníamos a las 8:30, nos esperaba una ruta que recorrería la isla de Manhattan de 8 horas.
Primero hicimos una parada en Central Park. Entramos al parque por la zona del edificio Dakota, donde fue asesinado John Lenon. Hay un mosaico de “Imagine” en esa entrada, llamada “Strawberry Field”. Sí, es como la canción de los Beatles, pero no se llama así por la canción, sino que la canción se llama así por el sitio, que fue un orfanato. Llegamos hasta la plaza con la fuente que sale en muchas películas. Y estaba todo lleno de ardillas, qué graciosas eran.


De ahí, al Empire State. Es algo increíble, una manera única de ver toda la cuidad ¡incluso nos encontramos con King Kong!


Subimos hasta el piso 80 en ascensor, y a partir de ahí, hasta el 86 que es donde está la primera terraza había dos formas de subir, o por las escaleras, o esperar una cola de 20 minutos para coger otro ascensor, y como no nos apetecía esperar… También se podía subir hasta el 102 (arriba del todo) pero para eso había que pagar. Después teníamos unos minutos libres, así que aprovechamos para bajar y dar una vuelta por la manzana (y comprar Dunkin Donuts).

De vuelta en el bus pasamos por la zona de los museos, justo por el museo donde se rodaron las películas “Noche en el museo” (foto “pa130100.jpg”).
También con el bus fuimos hasta Harlem, un barrio con una fama desmerecida y con un ambiente muy normal. Ha cambiado tanto que hasta el ex presidente Clinton tiene la oficina en el barrio. Pasamos por el grandísimo Teatro Apollo que tantas grandes figuras de la música ha acogido.
Comimos en el Seaport (zona comercial del puerto, estilo Maremagnum de Barcelona), nuevamente una hamburguesa, con el puente de Brooklyn de fondo.
Después de comer fuimos andando (pero con guía) a visitar Wall Street. Increíble la cantidad de seguridad que había allí. Y una bandera de EEUU tamaño XXL en la entrada de la bolsa.
Seguido fuimos hasta la Zona Cero. Cuesta creer que en aquel minúsculo espacio han estado dos torres de semejantes dimensiones. La guía nos contó que junto a las torres había (y hay) una iglesia (foto “pa130256.jpg”) que el día de los atentados, así como todos los edificios colindantes sufrieron cuantiosos daños (mucha gente murió en esos otros edificios, no solamente en las torres), pues esta iglesia no tuvo ni un vidrio roto. Para nuestra guía, que era creyente, eso fue un milagro. Ella, como la gran mayoría de los neoyorkinos, perdió a muchos amigos en el 11-S.
De vuelta al puerto, ya anocheciendo, pasamos por Broadway, Times Square, 5ª Avenida, etc…

-Vuelta al barco y bajar por nuestra cuenta
La excursión duró hasta las 18:00, y como esa noche el barco se quedaba en la ciudad, pues no teníamos horario de llegada, cómo si queríamos aparecer al día siguiente, así que a las 19:00 nos bajamos de nuevo por nuestra cuenta.


-Pateada
Nos pegamos una pateada increíble (unos 45 minutos), desde la avenida 12 (donde estaba el barco) con la 50, hasta el Apple store que estaba en la 5ª avenida entre la calle 58 y 59.
Para que os hagáis una idea, en New York es imposible perderse, porque es una cuadrícula: las calles van desde el 1 hasta el 100 y pico (no recuerdo bien)
(Alberto: la respuesta exacta es 220)
de Sur a Norte de la cuidad y luego las Avenidas van desde la 1ª hasta la 12ª de Este a Oeste. Entonces si tú estas en la 3ª avda. y tienes que ir a la 7ª, pues echa a andar que en todo momento sabrás en cual estás. Una gozada vaya.
Desde luego que la pateada no se nos hizo larga porque no dejábamos de mirar a todos lados viendo cosas, incluso pasamos por delante de la casa de subastas Christie’s.
Cuando llegamos al Apple Store, que está frente al famoso y lujoso hotel Plaza (foto “pa140282.jpg”). Entramos y para ser sinceros nos llevamos una pequeña decepción, porque nos lo imaginábamos como un centro comercial con muchos pisos, y solamente tenía un piso. Lo diferente es que puedes utilizar todo lo que se expone. Como ejemplo, escribimos algo en el blog desde un portátil que estaba allí.
Al salir seguimos hasta Times Square. De camino nos encontramos (literalmente) con el Rockefeller Center. Y digo que nos lo encontramos porque ya ni me acordaba que estaba allí, y con las ganas que siempre he tenido que verlo. Estuvimos por ahí dando una vuelta y viendo la pista de patinaje, que tuvimos una suerte tremenda porque justo la abrieron cuando estábamos allí (no, no patinamos).
Pasamos por la puerta de los estudios de la NBC y el Radio City Music Hall.
Y por fin llegamos a Times Square. En una palabra: indescriptible (Alberto: en dos, index cristible). No sabes ni para donde mirar con todas esas luces, esas pantallas, esa gente,… vamos, que estábamos como los conejos que se quedan paralizados en la carretera cuando ven los faros de un coche.


Hacía frío y teníamos hambre, así que hicimos caso a la recomendación de Igor y Jaime y fuimos a cenar al Bubba Gump. Tuvimos que preguntarle a un policía a ver dónde estaba porque no conseguíamos encontrarlo, pero bueno (Alberto: era fácil encontrarlo, pero con lo flipaus que estábamos… pero cuando le preguntamos al policía ya no tenía pérdida –palabras textuales-). Es un restaurante muy curioso y divertido.
Si hay algún mito que es real sobre los americanos es lo de la comida. ¡Jesús qué cantidades de comida! A mi me fue imposible acabármelo, inocente de mi que antes de pedir la comida estuve mirando el postre y todo…
Alberto: yo hasta las Navidades del año que viene no quiero ver las gambas a la gabardina.
Tuvimos suerte, porque la camarera que nos tocó hablaba español y fue mucho más fácil enterarnos de qué es lo que tenían en la carta.


Después de cenar yo estaba cansadísima y seguía helada de frío así que tomamos camino de vuelta al barco, también pateada.

-Last night
Al llegar, menos mal que el día anterior habíamos dejado hechas las maletas, porque no creo que hubiésemos tenido fuerzas de ponernos a hacerlas en ese momento.
Así que las dejamos fuera del camarote con las pegatinas para el día siguiente y a dormir. (Alberto: explicación breve de las pegatinas: nos dan unas pegatinas de colores para ir desembarcando en orden y recogen las maletas y nos las llevan fuera)


Datos destacables:
-En NY, debido a los problemas de espacio, los parkings no son cómo los conocemos aquí, sino que son unos coches encima de otros gracias a una especie de andamios.
-La foto “pa130228.jpg”, no es un bingo no, es un reloj que tienen ahí en una fachada.
-Los coches. De día unos coches enormes, y de noche lleno lleno de limusinas, increíble. Y taxis, muchos taxis.
-Durante la excursión la guía nos habló sobre la seguridad que había en NY. Es muy alta, incluso muchos policías que van de paisano haciéndose pasar por taxistas, es decir, los coches patrullas los camuflan como un verdadero taxi y tú te puedes montar en uno y el taxista ser un policía secreto. La anécdota es que justo cuando estábamos buscando el Bubba Gump, a lo lejos parados en doble fila había un par de taxis, y le vi unas luces raras blancas intermitentes en la parte de atrás, y se lo comenté a Alberto que qué taxi más raro (Alberto: yo pensaba que era un tunning). Cuando nos acercamos pudimos ver que efectivamente los taxis secretos existían y ese era uno de ellos, justo estaban deteniendo a dos hermanos.

-Algo que también es muy real de NY es que de verdad es “la ciudad que nunca duerme”. A las 22:30 de la noche y las tiendas abiertas.
-El resumen que saqué de la visita a esta ciudad es que es otro mundo, no hay nada igual. Después de conocer New York, veo con otros ojos todas las canciones que han sido dedicadas a esta maravillosa ciudad. Y sí, pensamos volver. (Alberto: mi conclusión es que hay que volver)

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